El paisaje de Valdilecha ofrece al viajero una doble perspectiva por un lado “llanura”, por otro lado “Releve desigual del Valle”, con cerros y barrancos siendo útiles para el cultivo de viñas y olivas.
Tanto en el relieve como en la llanura aparecen un entramado de caminos que sirven para el transporte y circulación de los vehículos necesarios para las labores agrícolas, pero hacen posible el paseo y del senderismo a quienes deseen disfrutar de la tranquilidad y el entorno natural.
En el fondo del Valle, la vega exhibe la estampa de sus cultivos hortícolas y de sus álamos blancos brotando derechos al cauce del agua. Las laderas son propicias de la vid y el olivo, pero igualmente en estas nacen hierbas aromáticas como el tomillo o las marañas. Un paisaje pedregoso suele coronar las cimas, con lugares notorios como la conocida “peña del Reloj”, una agrupación de riscos en la ladera oriental del Valle, frente al pueblo, que se llama así por que antiguamente servia para conocer de forma natural la hora del día, en función de las sombras y las variaciones que hacía el sol en las peñas.
También nos encontramos la “Dehesilla”, un enorme risco horadado por entrantes y grutas, que servían de refugio y constituía un cobijo ocasional.
Existe un magnifico Pinar ( que es fruto de una repoblación forestal realizada en el año 1953), equipado para ser un lugar de merienda y descanso para el viajero. En su parte más baja, situado junto al manantial “El rejal”, se conjuga la sombra y el agua, así como un merendero donde se puede degustar una comida campestre.
La “Carcava” se sitúa en la parte superior de los pinos, constituyendo una gran sima, con dos paredes de piedra, desde cuya parte superior se contempla una panorámica del pueblo.
El “sombrero del Cura” es un lugar rocoso , situado al otro lado del barranco y frente a la Carcava.
Por la ladera sur, y en la ladera oeste del Valle, de nuevo con olivares hay un vistoso camino denominado “el conejero”, debido a la abundancia que existe de esta especie animal en el mismo, y dos fuentes sucesivas “la del conejero” y la del “Vivar”, que ofrecen al viajero agua para saciar la sed.
Los chozos de piedra se observan por cerros y laderas, cuyo fin era ofrecer refugio a los labradores y pastores cuando acuciaban las inclemencias climatológicas, o bien para ofrecer alojamiento a todos aquellos que pernoctaban en el campo con sus ganados. Estos chozos son de forma circular, sin argamasa de ninguna clase, según un tipo de edificación ancestral que hunde sus raíces en la arquitectura megalítica de la prehistoria. Las piedras se superponen en hiladas y se construye así una sólida bóveda; esta se culmina con una piedra central o clave que sujeta todo el conjunto.
La época ideal para quien desee realizar senderismo será la primavera, pues los sembrados de la campiña ofrecen su mayor esplendor, todo el campo se salpica de amapolas y por otro lado el arbolado de las laderas ofrecen su follaje en su esplendor, ofreciendo una estampa magnifica para los sentidos del olfato y la vista. Es muy vistoso observar la floración de los almendros a últimos de febrero y durante el mes de marzo.
Además de las fuentes anteriormente citadas no hay que olvidar la de “Casasola”, situada en la ladera oeste del Valle, llegando hasta la misma con un camino agradable que sale desde el parque municipal.
El verano es tiempo de paseos sobre todo por la mañana temprano o a la caída de la tarde y especialmente por la vega, pero en otoño si el tiempo es óptimo es recomendable disfrutar entre los viñedos de la vendimia (principios de octubre) y de las pámpanas ( a finales de octubre y principios de noviembre)
La fauna salvaje que puede contemplarse en él termino de Valdilecha se compone de perdices, liebres y avutardas en el llano y conejos e incluso algún zorro en las zonas más intrincadas del relieve.