IDENTIFICACIÓN DEL NOMBRE DE VALDILECHA
Etimológicamente el nombre de Valdilecha proviene del latín “Val” de vallis que significa valle, “dilecha” proviene seguramente del latín del participio “Dilectam”, verbo que significa escoger, elegir, dando lugar así al nombre de Valdilecha que daría lugar a una posible traducción. “VALLE ESCOGIDO”.
Explicado su nombre el turista que a este hermoso valle se acerca, podrá examinar en la fachada del Ayuntamiento el escudo, en su parte superior izquierdo se contempla una rama de olivo con algunas aceitunas, en su panel superior se encuentra reproducida una ventana mudéjar del ábside de la Iglesia Parroquial de S. Martín obispo, con su arco más externo lobulado, y construido en ladrillos.
En el panel inferior del escudo aparece un cauce de agua que discurre entre dos laderas simbolizando la vega y el valle.
El nombre del pueblo aparece en un documento del año 1190, firmado en Palencia por el Rey Alfonso VIII.
Aún quedan vestigios del S.XIII en la primitiva Iglesia Mudéjar de S. Martín Obispo y concretamente en las pinturas originales de su ábside.
En la Edad Moderna el pueblo adquiere el título de villa (1556) otorgado por el Rey Felipe II.
El pueblo estuvo sometido hasta el S. XIX a mayorazgos y señoríos de familias de la nobleza.
Felipe II manda hacer a mediados del S. XVI el informe de las relaciones topográficas de los pueblos de España. Este informe nos aporta datos sobre el número de habitantes 800 en total, la forma esencial de economía se expone que será la agricultura básicamente cerealista y la ganadería ( lanar y cabrío) constituyendo los principales recursos económicos.
A finales del S. XVIII las encuestas mandadas realizar sobre el cardenal Lorenzana nos ofrecen información sobre el cierto declive demográfico y sobre la extensión progresiva de la agricultura al sector del vino y del aceite.
S. XIX se acaba el régimen de señorío al que estaba sometido Valdilecha, se construye una alcoholera y el pueblo cuenta con varios molinos y lagares de aceite. Como personaje de esta época se destaca el “Capellán” d. Manuel Saturnino Almazán. Este fué un seminarista que llego a ser alcalde del pueblo, convirtiéndose en bandolero bienhechor de los más pobres y jefe como tal de una banda que operaba en los alrededores y por toda la comarca del Tajuña.
El acabado el S. XX supuso en todos los pueblos rurales españoles unos gigantescos cambios debido a la mecanización agrícola, a la emigración en la urbe de una gran parte de la población y una dedicación laboral cada vez mayor al sector servicios.
El S. XXI, supone una alternativa eficaz para disfrutar de un pueblo con encanto, con historia, servicios y parajes dignos de ser visitados.
Los días más importantes de fiestas tienen lugar a primeros de septiembre y se celebran en honor a la Virgen de la Oliva, son las fiestas patronales.
El día grande es el día 8 de septiembre que coincide con la conmemoración de la natividad de la Virgen, pero durante toda la primera quincena del mes, el pueblo tiene ambiente festivo con diversidad de actos culturales y religiosos, sin olvidarnos de los populares encierros y novilladas, las verbenas y fuegos artificiales.
En torno al 14 de septiembre se celebra la Festividad del Santísimo Cristo del Amparo, celebrada con la procesión y una merienda comunitaria que los hermanos ofrecen para la ocasión.
El patrono de la parroquia es S. Martín y tiene su fiesta el 11 de noviembre, festejándose con actos religiosos.
Además de estas fiestas no cabe olvidar la Navidad y la representación que los propios vecinos hacen del Belén, y la magnífica cabalgata de reyes. En Semana Santa es digna de verse la Representación de la Pasión de Cristo a lo largo de todo el pueblo el día de jueves Santo, llevada a cabo por la Asociación Cultural S. Martín y en la que participan un gran número de vecinos.
Es peculiar en este pueblo los tres primeros domingos de pascua lo que popularmente se llama “Correr el Hornazo”, los grupos de amigos se reúnen para comer una torta especial dulce, adornada con huevos cocidos.
En el mes de mayo se celebra una costumbre inveterada, pero que se lleva a cabo en muchos pueblos españoles, basada en la plantación de un árbol denominado “mayo” en la plaza del pueblo por los quintos que iban a realizar el servicio militar. El árbol que se planta en este pueblo es el álamo blanco al que se le despoja de todas sus ramas excepto de las más altas.